
He estado sobre una bicicleta desde que recuerdo. Claro que ha habido tiempos en los que no he usado una, cómo cuando viví en Londres. Pero, por la mayor parte de mi vida, he gozado de montar una.
Por los últimos dos meses, debido a la artrosis de rodilla, apenas podía caminar. Uso un bastón para lidiar con las actividades diarias. De momento no me agradaba la idea: “no soy tan viejo”, “me voy a ver cómo un anciano”. Pero en realidad es un gran objeto. Y, además, tengo 64 años, soy viejo.
Al principio pensaba que la rodilla no se recuperaría. En realidad me dolía, y parecía que no había mejoría. Pero hoy fue el día: me subí en mi bicicleta y recorrí 5.5 km. Un paseo suave, sin apuro, ni mucho esfuerzo.
El sentimiento fue increíble. El estar sobre la máquina, sintiendo el aire en mi cara, pedaleando de nuevo.
Seguiré usando el bastón por un tiempo, pero el saber que mañana podré estar andando en bici me hace sentir feliz.