
Leía recientemente que “Los rituales proporcionan confort cuando nos tropezamos bajo las presiones y demandas de la existencia diaria…Saber cómo vivir bien es un hábito cultivado, y los rituales pueden ayudar” (L’art de la simplicité, Dominique Lorean).
Con esto recordé la práctica de la meditación diaria, un ritual que adopté cómo parte de mi vida. Un ritual que, como tal, deja de ser una acción repetida.
¿Cómo es posible que el hábito de meditar se convierta en algo tal útil para una buena vida? Bueno, este simple acto me permite estar atento a mí mismo, atento a lo que sucede, atento a lo que percibo. Me permite aceptarme, como soy, y trabajar desde lo que conozco para vivir bien. Me proporciona lo que necesito para poder decidir y escoger. Me permite vivir desde una perspectiva de alguien que no vive apresuradamente, en una cadencia que me deja saborear lo que vivo.
No me hace una persona diferente, ni mejor. Es como si funcionara dentro de mis capacidades y potencial. Así que los rituales pueden convertir tareas simples en algo importante, que vives de manera consciente.
¿Qué tipo de rituales tienes en tu vida?