
Mi espejo es muy bueno conmigo. Cada día, cuando me preparo para empezar, me dice que me veo muy bien: bien rasurado, mi pelo peinado y viéndome bien arreglado.
Recientemente, estaba escuchando una entrevista donde una mujer hablaba de ser natural, de envejecer con naturalidad. He visto personas tratando de cubrir su proceso de envejecimiento.
Mi esposa decidió, hace un par de años, dejar de pintarse el pelo, ya que era un proceso que le causaba dolor. Algunos pensaron que era algo inconcebible. ¿Cómo podía ser tan valiente al arriesgarse el verse como una “abuelaita”? No se ve así. ¡Se ve muy bien!
Ser viejo no significa dejar de hacer cosas. No te detiene para buscar nuevos proyectos, o de la oportunidad de aprender. Puedo tener un ritmo distinto, me pueden gustar cosas diferentes.
Yo sigo viviendo mi tiempo, porque ÉSTE es mi tiempo. Puedo recordar “los viejos tiempos”, pero estoy viviendo, hoy, mi tiempo.