Cambio

Ésta es la vista desde un corredor en mi nuevo trabajo. La mayoría de los días de la semana llegó antes de las 7 de la mañana. Generalmente, era la hora de la meditación.

Estoy contento con el trabajo, enseñando en otra universidad. Pero cambió mi horario mucho. Así que estoy en el proceso de darle espacio y tiempo a lo que hago con regularidad.

La vida nos ofrece recordatorios de que el cambio es algo siempre presente. En mi entrada anterior estaba hablando de los rituales y la vida. De algún modo, me permiten tener cierto orden en mi vida, el que tropieza con el cambio.

Así que ahora estoy abrazando el cambio, probando cuándo es mejor hacer esto, y cuándo hacer esto otro. Al principio sentía cierta incomodidad, pero tan pronto como me di cuenta de ello, dibujé una sonrisa en mi cara y acepté la situación.

Es fácil olvidar que el cambio es una constante. Suelo sentirme a gusto en mi zona de confort, y ser sorprendido por el cambio. La impermanencia es un hecho de la vida, y aceptarlo hace el viaje grandioso.

Un hábito cultivado

Leía recientemente que “Los rituales proporcionan confort cuando nos tropezamos bajo las presiones y demandas de la existencia diaria…Saber cómo vivir bien es un hábito cultivado, y los rituales pueden ayudar” (L’art de la simplicité, Dominique Lorean).

Con esto recordé la práctica de la meditación diaria, un ritual que adopté cómo parte de mi vida. Un ritual que, como tal, deja de ser una acción repetida.

¿Cómo es posible que el hábito de meditar se convierta en algo tal útil para una buena vida? Bueno, este simple acto me permite estar atento a mí mismo, atento a lo que sucede, atento a lo que percibo. Me permite aceptarme, como soy, y trabajar desde lo que conozco para vivir bien. Me proporciona lo que necesito para poder decidir y escoger. Me permite vivir desde una perspectiva de alguien que no vive apresuradamente, en una cadencia que me deja saborear lo que vivo.

No me hace una persona diferente, ni mejor. Es como si funcionara dentro de mis capacidades y potencial. Así que los rituales pueden convertir tareas simples en algo importante, que vives de manera consciente.

¿Qué tipo de rituales tienes en tu vida?

Como la bici plegable

Igual que mi bici plegable, que ha sido dejada en una esquina, mi práctica espiritual ha sido dejada, en silencio, sin la vista pública.

Ha sido un tiempo de silencio espiritual. No quiero decir con esto que no he tenido práctica, pero la he mantenido para mí. Había cosas que quería experimentar para mí mismo, como si me estuviera recargando, para tener algo que compartir.

Ahora, cómo la vegetación en primavera, hago un regreso. Estaré publicando de nuevo y compartir con ustedes.

Se siente muy bien

He estado sobre una bicicleta desde que recuerdo. Claro que ha habido tiempos en los que no he usado una, cómo cuando viví en Londres. Pero, por la mayor parte de mi vida, he gozado de montar una.

Por los últimos dos meses, debido a la artrosis de rodilla, apenas podía caminar. Uso un bastón para lidiar con las actividades diarias. De momento no me agradaba la idea: “no soy tan viejo”, “me voy a ver cómo un anciano”. Pero en realidad es un gran objeto. Y, además, tengo 64 años, soy viejo.

Al principio pensaba que la rodilla no se recuperaría. En realidad me dolía, y parecía que no había mejoría. Pero hoy fue el día: me subí en mi bicicleta y recorrí 5.5 km. Un paseo suave, sin apuro, ni mucho esfuerzo.

El sentimiento fue increíble. El estar sobre la máquina, sintiendo el aire en mi cara, pedaleando de nuevo.

Seguiré usando el bastón por un tiempo, pero el saber que mañana podré estar andando en bici me hace sentir feliz.

Estancia en Die Quelle

De la colección de Die Quelle

A principios de octubre tuve la oportunidad de regresar a Die Quelle (La Fuente), la casa y sede de la International Satsang Association (Asociación Internacional Satsang).

Tuvimos la reunión anual del consejo, y la Asamblea General de la asociación. Pero también, la oportunidad de platicar con Ishpriya, nuestra fundadora, y con los otros miembros del consejo.

Ishpriya

Hay un lugar en la casa, la cueva, que te permite conectar contigo mismo, conectar con Dios. Durante mi estancia pude practicar mi meditación de la mañana y la noche con mis compañeros. Así que la posibilidad de algo de silencio, una caminata por el bosque, o la contemplación de la naturaleza fue posible. Es siempre enriquecedor el alejarte de la vida diaria y tener algo de silencio.

La cueva

Pronto les estaré platicando más sobre la asociación.

Patrick y Robert.

¿Lo puedes ver?

Por algunos días me estoy hospedando en una casa en Dechantskirchen, Austria, arriba en una colina. En las mañanas suelo ver a través de la ventana para apreciar el nuevo día. Y tener una vista distinta es interesante.

Pero aún si veo a través de la misma ventana, cada día, veo algo diferente. La luz, las hojas de los árboles, el clima, todos tienen características únicas que pueden ser apreciadas.

Así que hoy me asome por mi ventana por segundo día consecutivo, y tuve la oportunidad de ver la imagen que aquí presento. Puedo ver los árboles cerca de la ventana, hacía abajo de la colina y el horizonte. La belleza de las nubes, la luz naranja pálida entre ellas y la línea de horizonte, y algo de lluvia en la lejanía.

Veo a través de mi ventana cada mañana, y puedo ver una vista distinta. Si te permites observar lo que está afuera, con atención, podrás apreciar las pequeñas diferencias, con asombro.

Puedes quedar maravillado por una vista nueva, y yo agradezco la oportunidad, pero no la necesitamos para estar sorprendidos con lo que tenemos frente a nosotros.

¡Tan solo hazlo!

Hace algunos días, estábamos disfrutando de una tarde de té y plática. Alguien dijo que no podía darse el tiempo para ejercitarse. Ya sabes, tomar la decisión, prepararse y hacerlo.

Pocos días después, ella estaba feliz, porque había empezado a hacer ejercicio . Dijo que era como hacer la cama (había leído el libro “Tiende tu cama”, de William H. McRaven). Muy fácil, “¡Tan solo hazlo! Oblígate a hacer eso que quieres hacer”.

Muchas de nuestras tareas, las cosas que tenemos que hacer o que queremos hacer, las realizamos porque decidimos hacerlas. Escoge alguna cosa, di cuándo lo harás, y mantente en lo dicho. Deja de preguntarte por qué, deja de hacer alguna otra cosa en su lugar. Tan solo prepárate y hazlo.

Lo mismo pasa con la meditación, o con una rodada en bicicleta. Lo se, he estado en la situación. Me he alistado para salir a pedalear, pero he decidido hacer otra cosa. O he apagado la alarma en la mañana, y comenzado a pensar en prepararme para mí meditación de la mañana, y sentirme sobrepasado por la enorme tarea que me espera….y he vuelto a mis sueños.

Es sorprendente lo que la decisión y el foco pueden hacer en nuestra vida. Tan solo planea con anticipación, alístate sin pensarlo mucho, y haz la tarea.

Una pausa

Si, pareciera que he dejado de escribir. Pero todo lo contrario, he estado escribiendo un montón, pero no aquí.

Me tomé unos días para mí. Me fuí lejos, a un lugar diferente, con clima distinto, gente distinta. Una pausa para pensar, escribir y dibujar.

Y estoy contento de haberlo hecho. Pude revisar mis actividades y metas, y tomé algunas decisiones al respecto. Bueno, en realidad no tanto en las actividades y metas, sino sobre la vida y el sendero por el que decidí transitar.

Así que, aquí me tienen, listo para pedalear de nuevo el sendero.

Quién soy?

Ayer leía cuando Eckhart Tolle, siendo joven, vivió un proceso en el que descubrió que podía ser él mismo y vivir de manera consciente. He leído la vida de monjes Zen, swamis, o personas y maestros especiales.

Y me preguntaba, ¿quién soy yo para hablar de meditación y mindfulness? ¿Estaré sufriendo un caso de síndrome del impostor, o estaré tan solo pretendiendo?

Tengo una vida común. Tengo una familia, necesito proveerles. Soy un tipo común.

Pero de algún modo, esa es mi ventaja. Soy un tipo común viviendo un proceso. Uno que me ha llevado a la meditación y al mindfulness, y que me ha dado la oportunidad de elegir. Me ha dado la rara ocasión de entender algunas cosas; y de ver el lado brillante, igual que el oscuro, y a aceptar ambos.

¿Cómo es que no podría compartirlo?

¿Te interesa?

“El mindfulness es aceptar el momento presente, a todos y todo (incluídos nosotros mismos) cómo suficiente. Así que sea como sea tu salida de hoy, será suficiente. No necesitas darle un nombre, vestirte, ponerte un dorsal, recordar cada detalle, lograr un récord personal o que te den una bolsa con regalos al final. Tampoco necesitas grabarlo para que sea verdadero. Solo importa el que tú estés ahí. (Mindfulness para ciclistas. Buscando la armonía en dos ruedas. Nick Moore)

Estaba leyendo de nuevo este hermoso libro. Es una buena lectura, y me hace re-pensar sobre mi amor por andar en bicicleta y la meditación. Va más allá de la bici y del cojín de meditación.

Cuando comencé mi viaje en mindfulness y una vida consciente, no sabía lo alegre que sería.

Lo que quiero decirte es que, si estás interesado en la meditación, en el mindfulness, inténtalo. ¡Ve por ello! No creo que te vayas a arrepentir. El único peligro es que no podrás parar.