De qué se trata

Mi relación con la bicicleta es de muchos años. Recuerdo muy bien cuando aprendí en la bici de mi hermana Maru, y lo mucho que nos divertíamos mis primos y yo.

Lo que significó para mí en secundaria poder salir a la calle en la bici que me regaló mi hermano Beto, un sentimiento de libertad e independencia increíble.

Y seguí rodando, hasta ahora que cumpliré 66 años. Seguiré hasta que el cuerpo lo permita. Me da alegría, me siento bien rodando. Tal vez no llegue a tener la bici que me ilusiona, una Brompton, en parte porque no la necesito, y otro tanto porque pienso que es cara, pero andar en bicicleta me hace sentir bien.

Vuelvo al libro de Nick Moore: (andar en bicicleta) “Trata, por encima de todo, de ser conscientes. El mundo moderno a veces nos lo pone difícil con sus distracciones constantes, presiones, exigencias y expectativas. La bici nos da muchas otras cosas en las que centrarnos….todo nos lleva al momento inmediato. Y cuando estamos en ese estado presente y consciente, todo lo demás se difumina en el ambiente.”

(“Mindfulness para ciclistas. Buscando la armonía en dos ruedas”, Nick Moore. Librero, 2019. Págs. 158-159)

Tiempo de silencio

Ha pasado mucho tiempo desde que escribiera algo aquí. Pudiera ser que alguno pensara que lo había dejado. Se que ha sido un periodo largo, pero necesitaba el tiempo para mí.

He estado andando en bici, claro. Salir a la calle en silencio, poner atención a la cadencia y al cuerpo, es parte de la manera en que vivo el presente. Así que sigo.

Pero ha sido un tiempo para pensar sobre mi sendero y sobre aquello en lo que quería enfocarme. Por ejemplo, estoy en una certificación en eneagrama; también me estoy involucrando en arte terapia; otro curso en el que estoy es sesiones de coaching uno a uno, con Happiitude (con ellos tengo una certificación de coach de mindfulness y otra de coach de mindfulness para adolescentes).

Además, después de muchos años, he decidido profundizar en Reiki. Fue en 1994 que tomé contacto con Reiki, y mantuve mi práctica dentro de mi círculo familiar – y algunos amigos. Ahora quiero ir hacia afuera, llegar a más personas, y en verdad profundizar en la práctica.

Eso es. Ha sido un tiempo para mí, y ahora un tiempo para compartir.

Una lección

En la escuela jugué basketball, desde tercer grado hasta preparatoria. No era talentoso, pero lo disfruté mucho. Practiqué taekwondo por años. Lo amé, era algo que en verdad disfrutaba. Fui instructor por alrededor de 15 años.

Ambas actividades me enseñaron una lección, no tenía que ser el mejor comparado con otros, pero si la mejor versión de mí mismo.

Ahora se que tengo algunos talentos, y actividades que me gustan. Aprende a disfrutar lo que haces. Si tienes algún talento, ve por ello, y hazlo bien. No hay necesidad de compararse con otros.

Dejalo ir

Se me ha dicho desde la infancia, lo he leído muchas veces. Un consejo muy bueno. Intelectualmente lo entiendo, y estoy convencido de su valor. Pero…

Recientemente estaba en un curso y lo escuché de nuevo: ten una intención, incluso escríbela. Ahora, dejala ir, espera que las cosas sucedan.

Y no es un hechizo, o un pase mágico. Jesús dijo que si tuviéramos fe tan grande como una semilla de mostaza, podríamos dejar ir nuestras preocupaciones, nuestros problemas y deseos. Esto no significa que yo no tenga una parte en la fórmula, pero debo tener confianza en que todo estará bien.

Lo he experimentado ahora. Tenía un problema, uno grande para mi capacidad. Así que expresé mi deseo al Divino, hice mi parte, y esperé a que las cosas sucedieran. Lo dejé ir, y viví cada día a su tiempo.

Debo decir que estuve preocupado algunas veces. Pero entonces recordaba el dejar ir. Así que pausaba, respiraba conscientemente, y seguía con lo que estuviera haciendo. Ésto es lo que el mindfulness me ya enseñado. Hace maravillas.

Tiempos difíciles

Vivimos en tiempos difíciles. La polarización se encuentra en cualquier lugar. La gente se mueve en grandes cantidades al rededor del planeta. Los sistemas parecen ya no funcionar de manera adecuada.

El agua es un tema importante, al igual que la conservación, el cambio climático, la religión, la guerra. Nosotros, como sociedad, cómo hermandad global, hemos fallado en proveer bienestar para muchos.

Así que me he preguntado, ¿ qué puedo hacer?

Soy parte de una sangha, de un grupo de personas que se reúnen para acompañar en el viaje espiritual, con un interés común: mantener nuestro viaje espiritual individual y a ayudar a crear un mundo más justo e igualitario, al derribar barreras que nos separan, actuando desde nuestro lugar y condición de vida. Somos personas de diferentes tradiciones religiosas y países.

Tal parece que una organización como ésta ( International Satsang Association), con cede en Europa central, en verdad es necesaria hoy día.

Pero debo preguntarme qué estoy haciendo en realidad para cumplir en realidad con un compromiso tan importante. ¿En mi pequeño mundo, cómo estoy trabajando en un problema de tal dimensión?

El alcance de mi influencia no es tan grande. Pero recordé un dicho que para el arte es cierto, mi actividad profesional: piensa en lo local para acceder a lo universal.

Así que, seguiré haciendo mi propio viaje espiritual, compartiendo con otros el compromiso que creo es útil. Compartiendo con otros sobre el mindfulness y la compasión. Manteniéndome fiel a mi mismo y el camino elegido.

El dinero

Mi papá, a la derecha, con su padre y hermanos.

Como podrás imaginar, la vida de mi papá y la mía tomaron rumbos diferentes. Él fue un ingeniero militar. Como oficial del ejército fue exitoso, con una carrera brillante. Cómo ingeniero, diseñó y construyó varias escuelas para el gobierno de la Ciudad de México, viviendas para personal del ejército y algunas casas particulares. Cuando se retiró del ejército, dedicó su tiempo y energía a un rancho en el estado de Querétaro, en donde fue feliz hasta sus noventas.

Él, como muchos de sus compañeros, pensaba que solo se necesitaba trabajar duro y todo llegaría en la vida. Era un trabajador dedicado, proveyendo todo lo necesario para su esposa e hijos.

Yo, por el otro lado, quería ser un artista, un pintor y dibujante. He estado interesado en mi vida espiritual desde muy pronto en mi vida. Francamente, pensaba que la vida era fácil, eso es lo que vi en mi vida familiar. Solo necesitaba estudiar y portarme bien. Bueno, eso fue verdad hasta que decidí estudiar arte. En ese momento, mi padre se puso muy enojado conmigo y no apoyó la idea, nunca.

Bueno, debo decir que ser un artista (y profesor), no ha sido tan fácil, por lo menos en las finanzas familiares. He descubierto que no tengo habilidad financiera.

En una ocasión, en una crisis financiera, mi padre me dijo que necesitaba trabajar duro. Y lo hacía, me estaba preparando para una exposición. Entonces, una pequeña luz de aprobación apareció en el horizonte cuando él dijo: ” muy bien, digamos que es cierto”. No duró mucho, agregó: “uno tiene que trabajar duro, pero también con inteligencia”.No es que me quiera quejar, o culpar a alguien más. He tenido una buena vida hasta ahora, muy satisfactoria. Pero el dinero no ha abundado.

No es que me quiera quejar, o culpar a alguien más. He tenido una buena vida hasta ahora, muy satisfactoria. Pero el dinero no ha abundado.Sinceramente, no tenía al dinero como una de mis prioridades, pero en verdad hace la vida más fácil. Como un practicante del Zen, he intentado preocuparme menos por el dinero. Después de todo, haciendo lo que se tiene que hacer – con un poco de inteligencia en el juego – hace que la vida suceda como es, o no.

Sinceramente, no tenía al dinero como una de mis prioridades, pero en verdad hace la vida más fácil. Como un practicante del Zen, he intentado preocuparme menos por el dinero. Después de todo, haciendo lo que se tiene que hacer – con un poco de inteligencia en el juego – hace que la vida suceda como es, o no.

Órden

Estos días han sido de mucho trabajo en el estudio, en preparación para una exhibición. Todas las piezas han sido creadas bajo el espíritu de un texto de Robert Frost:

“Podemos crear un poco de órden en donde nos encontramos, y así el gran arrastre de la historia, sobre el cual no tenemos ingerencia, no nos abrumará. Lo hacemos con los colores, con un jardín, con el amueblado de una habitación, o con sonidos y palabras. Así, creamos un poco de estructura, y ganamos serenidad.”

Vivimos en un mundo que me hace cuestionarme: violencia, el cambio constante, incertidumbre, sufrimiento. El gran escenario es demasiado.

En la meditación, hago “un poco de órden”. Puedo amueblar mi mundo propio, este pequeño espacio en el que vivo, con una comunidad reducida. Puedo sentir compasión y empatía hacia el gran escenario, dentro del pequeño que se me ha dado.

Me siento inmobil, respiro hacia dentro y afuera. Conecto hacia mi interior, un espejo que refleja todo cuanto existe, el universo entero.

Una taza de té

Es interesante como he cambiado con el tiempo. Recuerdo cuando estaba en la prepa, en que salir con los amigos era muy importante. A veces estábamos felices de solo estar juntos, escuchando música o platicando de cualquier cosa que nos parecía importante o graciosa. Además de el estudio, teníamos tiempo.

Después, cuando estaba trabajando, no tenía mucho tiempo, y prefería pasarlo con mi novia. Los fines de semana era el tiempo para pasarlo con amigos. Había menos tiempo y más responsabilidades.

La vida familiar era otra cosa. Mucho trabajo, tiempo para la familia pero menos para los amigos. El grupo de amigos era menor. Muchos cuates, muchos conocidos, pero los amigos se redujeron y la amistad se hizo fuerte.Ahora, que los hijos se fueron, que estoy envejeciendo, sigo trabajando duro. Tengo más tiempo para mí, pero me mantengo ocupado en mi estudio de arte. Hay recuerdos de muchos momentos pasados con quienes he querido, pero los amigos son atesorados. Estoy feliz si puedo tomar café o té con un amigo. Me gusta pasar el tiempo con mi esposa, y encuentros con los niños (bueno, ya no son niños).

Ahora, que los hijos se fueron, que estoy envejeciendo, sigo trabajando duro. Tengo más tiempo para mí, pero me mantengo ocupado en mi estudio de arte. Hay recuerdos de muchos momentos pasados con quienes he querido, pero los amigos son atesorados. Estoy feliz si puedo tomar café o té con un amigo. Me gusta pasar el tiempo con mi esposa, y reuniones con los niños (bueno, ya no son niños).

Ahora, una taza de té o café es algo valioso.

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